Las nueces de cedro son apreciadas por su delicado sabor y su composición grasa única.
Riesgo de oxidación (ranciedad): Las nueces de cedro contienen una gran cantidad de grasas poliinsaturadas, que se oxidan (ranciedad) muy rápidamente bajo la influencia de la luz, el calor y el aire, lo que deteriora su sabor y calidad.
Almacenamiento crítico: Para mantener la frescura y la calidad de las grasas, deben almacenarse en un recipiente hermético en el frigorífico o el congelador.
Asimilación: Las nueces de cedro enteras son fáciles de masticar, lo que favorece la asimilación de las grasas y los minerales que contienen.
